Primero de todo, espero que te haya gustado el libro, está hecho desde el cariño.

Ahora vamos a por la lección. Disfrútala.

El momento presente

1. El momento presente es lo único que verdaderamente existe: la vida no es otra cosa que el momento presente. El pasado y el futuro son frutos de la imaginación, y también lo es el llamado presente, que no es el momento presente, ya que este no puede ser recluido en un pensamiento (en cuanto pienses en un momento presente, ya habrá dejado de serlo). Por esto, el momento presente no puede ser pensado, solo puede ser vivido.

2. El momento presente, tras su aparente liviandad y fugacidad, es de tal envergadura que integra tanto la instantaneidad como la eternidad, sin que quepa concebir disimilitud o disparidad alguna entre ambas: así, la realidad es un momento presente continuo en el que lo eterno se desenvuelve de instante en instante.

3. Y en el momento presente coexisten y conviven dos dimensiones: una superficial, que cambia de instante en instante y pertenece al ámbito del estar; y otra subyacente, que permanece inmutable y es la propia del ser, de lo que es más allá de las formas.

Esto sucede igualmente en el ser humano, perfecta conjunción de esencia imperecedera (el Ser o yo superior) y apariencia o forma efímera (el estar o pequeño yo físico, emocional y mental y la personalidad a él asociada).

Nuestro ámbito sagrado de libertad

En atención a esta triada de características del momento presente, debemos considerar que este constituye nuestro ámbito sagrado de libertad. ¿Por qué? Pues debido a lo siguiente:

1. Es en el momento presente y solo en él donde de manera instantánea se genera la frecuencia vibratoria de las actitudes con las que abordamos todos y cada uno de los hechos, situaciones, circunstancias, personas y sucesos que, a cada momento, aparecen en nuestra vida diaria.

2. Está en nuestras manos graduar a voluntad esta frecuencia, aunque para ello es requisito indispensable estar presente en el aquí-ahora: no estar mentalmente en otro sitio y tomar conciencia de la gradación vibratoria con la que afrontamos cada momento presente, la cual afecta directamente a nuestra actitud.

3. Como muestra el esquema básico del proceso psicológico, este arranca precisamente en las actitudes; y culmina ni más ni menos que en la conformación del carácter de las personas.

Proceso psicológico: de la actitud al carácter

Actitudes → Pensamientos/Emociones → Acciones/reacciones → Hábitos → Carácter

Por esto, la práctica de graduar conscientemente la frecuencia vibratoria con la que vivimos el momento presente, partiendo de su efecto en la actitud con la que experimentamos cada instante, da inicio a un proceso que culmina en la configuración de nuestro carácter, esto es, lo que nos distingue a cada uno de los demás según nuestro modo de ser u obrar.

Y si atendemos a Heráclito de Éfeso, el eminente filósofo griego presocrático, «el carácter es destino», lo cual muestra el fino hilo que desde el aquí-ahora se despliega en lo que llamamos futuro.